domingo, 10 de junio de 2012

"Si no hubiéramos obedecido, nos habrían obligado a obedecer".



Mariano Rajoy dice para defender el rescate, "si no hubiéramos hecho los deberes se habría planteado la intervención de España". Quiero detenerme en esta frase y deconstruirla, porque percibo entre las líneas de esa afirmación una clave esencial de la situación política y de la (ausencia de) soberanía española.

Los deberes son, precisamente, la austeridad que reclamaba Europa. Hace unas semanas decía De Guindos en la Unión Europea que España había hecho su parte, y que ya no podían hacer más.

Es decir, que la frase de Mariano Rajoy, "si no hubiéramos hecho los deberes se habría planteado la intervención de España", en realidad lo que desvela sin pretenderlo es que nuestra política lleva mucho tiempo intervenida de facto. Porque si no se ha planteado la intervención de España es, según el propio Rajoy, precisamente porque se ha obedecido a todo lo que ha pedido la Unión Europea y sin rechistar. Hacer los deberes es hacer, precisamente, lo que la UE quería que España hiciera, ya fuera por las buenas (hacemos de que no os estamos obligando) o por las malas (tomamos control de facto y os obligamos).

Por tanto, la frase de Mariano Rajoy con la que justifica la petición del rescate y destaca sus bondades, significa precisamente que "si no hubiéramos obedecido se habría planteado obligarnos a obedecer". La diferencia entre una y otra cosa es puramente formal. Es como si el Estado español fuera un reo que es llevado a los juzgados, que defendiera su dignidad diciendo que si no hubiera elegido hacer ir por su propio pie al juzgado, esto es, "hacer los deberes", le habrían llevado esposado. Lo que desvelan las palabras de Rajoy es que el Gobierno de España es irrelevante, y que aquí se hace lo que dicta la Unión Europea y el poder financiero que la sostiene. Porque si no hubieran hecho lo que han hecho, les habrían obligado a hacerlo mediante una intervención.

Es en este tipo de "desliz" que no resulta obvio a quien lo pronuncia, que se desvela precisamente la situación política en la que nos encontramos: la obediencia a un poder financiero ajeno a todo más que a su propio beneficio, aliado en la Unión Europea con potencias como Alemania. Y tal obediencia es asumida con absoluta naturalidad por nuestros propios políticos, hoy de Rajoy pero habría sucedido igual con Rubalcaba, como algo inevitable: porque si no hubiéramos obedecido, nos habrían obligado a obedecer.

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